Ante todo no debemos olvidarnos que como comercio tenemos un compromiso público que asumimos ante los compradores, actúales y potenciales, hablo específicamente del horario del comercio, ese que se puede encontrar en la puerta del local o en su página Web.

Claro está, y a veces no tanto, que nuestra jornada termina como mínimo, cuando terminamos de atender al último de los clientes que ingresaron dentro del horario que hiciéramos mención en el párrafo anterior.

Vale decir entonces que si un cliente llega sobre el horario del cierre, bajo ningún punto de vista “le estoy haciendo un favor” (más bien, todo cliente que nos compra nos da un beneficio a nosotros) simplemente lo estoy atendiendo como corresponde.

Pero atención, para que el cliente se sienta cómodo debemos evitar que:

• Se apaguen las luces,
• Todos los empleados se cambien e inclusive se vayan,
• Despachar a las apuradas,
• Se muestre sólo la mercadería que se tiene a mano,
• Se responda que no tenemos, por no buscar.

En otras palabras, debemos evitar al cliente del que decimos que “es el que le da sentido a nuestro trabajo, para quien tenemos diseñado nuestro comercio”.

Alejandro R. Bogado

www.bogadocapacitacion.com.ar