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Hugo Porta, de distribuidora PORAL
Se lució en el deporte y lo propio hace con la empresa familiar
Los años que lleva en el mercado Distribuidora PORAL (63) podrían asimilarse a aquellos con los que uno podría plantearse el retiro laboral. Sin embargo, la impronta de todos los que hacen el día a día de PORAL indica todo lo contrario: siempre van por más. PORAL exhibe una fortaleza y vitalidad empresarial comparable a la que muestran los deportistas de alta profesionalidad a la hora de salir a disputar el gran partido final.
Los años que lleva en el mercado Distribuidora PORAL (63) podrían asimilarse a aquellos con los que uno podría plantearse el retiro laboral. Sin embargo, la impronta de todos los que hacen el día a día de PORAL indica todo lo contrario: siempre van por más. PORAL exhibe una fortaleza y vitalidad empresarial comparable a la que muestran los deportistas de alta profesionalidad a la hora de salir a disputar el gran partido final. En la distribuidora uno advierte rápidamente que el comportamiento y despliegue comercial, no son cuestiones fortuitas y mucho menos casuales. Hay trayectoria, respeto por el cliente, honradez en las prácticas comerciales y apuesta permanente a las nuevas tecnologías. Cuestiones éstas que se recogen en el comentario de otros colegas sanitaristas y de lo conversado con Hugo Porta, sin lugar a dudas, la cara más reconocida y visible de PORAL.
Si Hugo fue un grande del rugby mundial, el mejor apertura del mundo y en su momento capitán de Los Pumas-, en el ámbito laboral no se ha quedado atrás. Acá -se encarga de aclarar mientras las cámaras van buscando posiciones- no hay logros individuales, el esfuerzo es de todo un gran equipo. Al respecto, recuerda los primeros pasos (tal vez más cercanos al sacrificio que al esfuerzo) dados por su padre Jorge y su tío Ricardo Alvarado. Eran tiempos en que todo se reducía a comprar una canilla para ir rápidamente a comprar otra y de este modo poder reponer el stock. Ahora el stock se cuenta mediante un moderno sistema computarizado.
Conversar con Hugo Porta es encontrar y plasmar la historia de una empresa que ha marcado, y para bien, un largo derrotero dentro del mercado. En la actualidad, PORAL es una realidad que, sin perder de vista la proa familiar, tiene un plantel cercano a los 40 empleados, un importante depósito en Olivos que le permite llegar a todo el país, y un showroom que se está aggiornando a los efectos de mejorar el servicio al cliente.
Para esto -detalla Porta- tenemos 20 vendedores que recorren poco más de 1.300 clientes distribuidos en toda la Argentina. Si bien el sello familiar sigue vigente -tanto el padre como su tío siguen en actividad-, las propias necesidades comerciales, seguramente basadas en el imaginario de potenciar y estar acorde con las exigencias comerciales, llevaron a la incorporación de Enrique Venturini, un apellido íntimamente ligado al mercado.
Por otra parte, Porta destaca que la incorporación de la tercera generación a la estructura empresarial, de algún modo abrió las puertas a un nuevo nicho comercial: la venta en obras. La capacitación del personal, el trato directo con el cliente y la incorporación de nuevos productos, siguen siendo pilares vitales de PORAL.
Su relación con los clientes, la utilización de las nuevas tecnologías, su optimista mirada comercial sobre el año en curso, y el respeto y sostenimiento de aquellos valores surgidos por los fundadores de PORAL, fueron parte de la charla que mantuvimos con quien dice que “los valores del deporte también los utilizo en la vida y en el mundo de los negocios”. Y a la luz de los hechos, la realidad parece darle la razón a los responsables de PORAL: tienen dos directores técnicos de lujo (padre y tío), un plantel de maravilla y además cuentan con el mejor apertura (empresarial también) del mundo. Elementos suficientes como para salir a jugar en las grandes ligas comerciales, sin temor a perder ningún partido.