Sanitarios “El Tanito” de Miguel Porfilio.
“El Tanito” Asesorar y recomendar siempre lo mejor
Al igual que algunos de sus colegas, Miguel Porfilio (61), seguramente cansado de lidiar con sus herramientas, de cargar caños y darle rosca a cuanto niple se le pusiera delante, se largó a armar su propio negocio de sanitarios.
Al igual que algunos de sus colegas, Miguel Porfilio (61), seguramente cansado de lidiar con sus herramientas, de cargar caños y darle rosca a cuanto niple se le pusiera delante, se largó a armar su propio negocio de sanitarios. Y como no podría ser de otra manera, lo bautizó “El Tanito”, con un claro sentido autorreferencial.
Como buen inmigrante que aún conserva el acento de su tierra natal, Molise, Italia, Porfilio sale en 1998 al ruedo con Sanitarios “El Tanito”, Avda. Gral. Mosconi 2373 Villa Pueyrredón TEL 4572-1835. La historia, tal cual la recuerda “El Tanito”, arranca cuando compra el fondo de comercio de un negocio alicaído. “Lo agarré fundido -comenta-, yo no tenía ni noción de lo que era un negocio, siempre trabajé como plomero”. Cuestión ésta que le sirvió para revertir los escuálidos números. Al poco tiempo se muda a lo que es el actual local. Allí, junto a su mujer Emilia (60) y su hija Romina (34) le da un giro al comercio. “Al principio, intercalaba el negocio con la plomería ahora por suerte no me da el tiempo”, explica como quien da por sentado que esa falta de tiempo se basa en la prosperidad comercial. Sobre estas cuestiones, Miguel Porfilio dice que su secreto fue “asesorar y recomendar siempre lo mejor, trabajar con las primeras marcas, nunca cosas truchas o de segunda” aclara como si fuera necesario. Por razones más que comprensibles, la charla con comerciosanitario.com fue derivando hacia su experiencia sobre los nuevos y viejos materiales. “No, no, yo me sigo quedando con los de antes, ahora mucho PVC, termofusión, son buenos, pero me sigo quedando con los otros”, explica Miguel en referencia a los, por ejemplo, caños de cobre o aquellos de plomo o de fundición. En algún punto su mirada se asemeja a la de otros colegas que también, luego de haber tenido un paso destacado en el oficio, continúan reivindicando aquellos materiales. Pero como dice “El Tanito”, “los tiempos cambian y lo que manda es el precio”. Sin embargo, insiste en que si uno trabaja con primeras marcas, no hay problemas.
A pesar de que “El Tanito” está emplazado en un barrio típico de la capital, donde el crecimiento edilicio se hace notar, su saga comercial pasa más por las ventas de mostrador que por las obras. “Yo no descarto nada, pero me gusta ir a lo seguro, tengo mis cuentas corrientes, pero somos muy cuidadosos”, detalla a la hora de exhibir su faceta comercial. Ventas al contado es lo que prima en un negocio que exuda crecimiento. A poco más de 10 años de aquellos inicios, la solidez comercial y el amplio depósito denotan que el rumbo seguido está plagado de firmeza y seguridad. Si bien no descarta que en algún momento arme un departamento de ventas para obras, todavía esa instancia esta un tanto distante. “Tal vez -explica fuera de cámara-, eso lo tengan que encarar las nuevas generaciones”, en clara alusión a su hija. Y en tren de coquetear con las distintas variantes comerciales o herramientas tecnológicas dice sin dudar y con una sonrisa: ¡Ah, no, eso es para las nuevas generaciones! . Con los colegas comparte distintos ámbitos, por caso los cursos y charlas de capacitación. Cuestiones estas que lógicamente son imperiosas, ya que competir en un mercado complejo como el actual, no se reduce simplemente a despachar, requiere de mucha creatividad e imaginación comercial.
Su mirada con respecto al año que va cerrando se basa en sus números: siempre digo que si después de todo un año de comprar, de stockear, de pagar lo que haya que pagar, me queda plata para ahorrar y disfrutar, es que la cosa anduvo bien. Y al decir del “Tanito”, su teorema se viene cumpliendo desde el primer día en que abrió.
Miguel “Tano” Armaleo