Llevábamos ya cerca de seis horas de viaje cuando mi compañero de asiento me preguntó si le prestaba el libro de Oro de Paturuzú de 1971.
Los inventores del agua caliente
Lo miré con desconfianza; me regalaron ese ejemplar cuando cumplí 40, y como un vino, había llegado el momento de abrirlo: la mitad en el viaje de ida; me había reservado la mitad para este regreso. “Hace 10 años que no piso la Argentina”, me explicó. Trabajaba para una empresa petrolera y vivía entre hoteles cinco estrellas. Volábamos de Amsterdam a Buenos Aires.
Llevábamos ya cerca de seis horas de viaje cuando mi compañero de asiento me preguntó si le prestaba el libro de Oro de Paturuzú de 1971. Lo miré con desconfianza; me regalaron ese ejemplar cuando cumplí 40, y como un vino, había llegado el momento de abrirlo: la mitad en el viaje de ida; me había reservado la mitad para este regreso. “Hace 10 años que no piso la Argentina”, me explicó. Trabajaba para una empresa petrolera y vivía entre hoteles cinco estrellas. Volábamos de Amsterdam a Buenos Aires.-¿Qué es lo más extraño de Buenos Aires?- pregunté.No lo dudó:-La ducha.Asentí, pero sin entender.-En los hoteles 5 estrellas del mundo las duchas son un crucigrama insufrible.No se si pretenden sorprender al pasajero con una revolución estética o nos usan como conejillos de Indias; pero en cualquier caso es imposible bañarse. Hasta donde yo recuerdo, en Buenos Aires el azul significa agua fría y el rojo agua caliente. No hay que hacer un curso para comprenderlo.Abrís la roja, sale caliente; abrís la azul, sale fría: la mezcla de ambas da el agua templada. Pero en el hotel de Amsterdam los colores eran gris y amarillo, y no eran dos canillas, sino un solo triángulo, con la forma de un cuchillo, que girabas hacia la izquierda o la derecha, y presionabas hacia atrás o traccionabas hacia delante. Ya la sola presentación del asunto era un despropósito. ¿Por qué no poseen dos canillas? ¿Qué quieren inventar? Yo no soy estúpido, soy ingeniero, tengo doctorados, he estudiado y trabajado en la mitad del planeta…¿cómo puede ser que no sepa usar la canilla de una ducha? Si acercabas el metal hacia vos, el agua cobraba una temperatura y potencia; si lo alejabas, otra. Pero no eran estables: de pronto se calentaba, de pronto se enfriaba; salía como un géiser o goteaba como una pérdida. No me des almohadas mullidas, sácame el frigobar, no me pongas frazada…pero por amor de Dios: déjame duchar en paz. ¿Y la altura de la regadera de la ducha? Estaba a la altura de mi ombligo, y con un eje removible que permitía subirla o bajarla, ajustarla. Pero las duchas porteñas que yo recuerdo simplemente están a dos metros de altura. Entonces te pones debajo del agua y te bañas, no importa tu altura.¡Tan avispados somos… los Arquímedes de la ducha? Dadme una ducha de dos metros de altura y bañaré a la humanidad. ¿Por qué a nadie más se le ocurrió?¿Por qué tengo que ajustar la altura de la regadera si altura perfecta ya está inventada? Por la naturaleza de mi trabajo, luego de mi primera separación no volví a casarme. Toma, te devuelvo la Paturuzú. Pero no siempre me falta compañía en mis locaciones. Acá en Holanda conocí una francesa que resultó interesarme mucho más que una cita ocasional. Parte del ritual de la pareja, en mi opinión, es ducharse juntos. Al menos al comienzo. Lamentablemente, le disparé una ráfaga de agua helada como su yo fuera el Capitán Frío de Batman. Cuando salimos de la ducha, mis atributos viriles no merecían ese nombre. Intenté recuperar mi honra regresando a la ducha a solas y procurando templarla para luego volver a invitarla; pero me apliqué involuntariamente una ráfaga de agua hervida que me dejo la mitad de la cara como Niki Lauda. Salí gritando y pidiendo agua fría a grito0s. Ella me arrojó un vaso de agua con hielo, y me provocó un chichón en la frente de tamaño de un huevo. Por mucho que intentamos reírnos del asunto, ya no nos volvimos a ver. En Roma me tocó una ducha que era una sola canilla. Una canilla común y corriente, pero una sola. Era como una caja fuerte, la tenías que mover hacia un lado y hacia otro, alternativamente, hasta que una combinación X te permitía bañarte con agua medianamente tibia. ¿Quién diseño ese tormento, Umberto Eco? ¿Es el Péndulo de Foucault, o una forma de castigo de El nombre de la Rosa? Gran novela, pésima ducha. Los holandeses no sé de dónde viene, pero los italianos se supone que son parte de nuestras raíces. El Papa vive en Roma ¿no? ¿Entonces por qué hacen una ducha con una canilla sola? ¿Quién piensan que soy, Ladrón sin Destino, que voy a descubrir la combinación?Por eso ahora, cuando llegue a Buenos Aires, lo primero que pienso hacer es darme una ducha. Abro la caliente, abro la fría; la regadera supera un poco mi altura. Después me voy a comer una porción de pizza. Pero primero la ducha, en mi departamento de la calle Aguirre.El hombre se quedó pensativo un momento, y luego agregó:-Ese fue el departamento donde volví de la fiesta con mi ex esposa; cuando nos casamos. Éramos dos pibes, y no habíamos vivido nunca juntos. Yo me estaba duchando…y ella entró sin decirme nada.Esa temperatura del agua no la he vuelto a encontrar en el resto del mundo.Marcelo Birmajer