Desde décadas atrás se tiene conciencia del impacto que el uso indiscriminado del agua puede generar en la sociedad.
Economía del agua
“Nada es más útil que el agua, pero ésta no comprará gran cosa; nada de valor puede ser intercambiado por ella. Un diamante, por el contrario, tiene escaso valor de uso, pero una gran cantidad de otros bienes pueden ser frecuentemente intercambiados por éste”, decía Adam Smith.
“Nada es más útil que el agua, pero ésta no comprará gran cosa; nada de valor puede ser intercambiado por ella. Un diamante, por el contrario, tiene escaso valor de uso, pero una gran cantidad de otros bienes pueden ser frecuentemente intercambiados por éste”, decía Adam Smith.Basta salir a la calle entre las 6 y las 7 AM para percibir el poco valor otorgado a uno de los bienes más preciados y escasos del planeta. Litros y litros de agua potable son derrochados a diario mediante el lavado de la vereda. Una vez más, parecería que estamos dispuestos a llorar por lo perdido antes que accionar al respecto. En casi todos los textos referidos al agua, se denota que si bien más del 70% de nuestro planeta está cubierto por ella, solo el 1% de ese total es apto para el consumo. En dichos libros se hace mención de lo cerca que estamos en alcanzar un punto crítico en lo relacionado al acceso a ese insumo vital. El rápido incremento de la población humana, con un pico de 10.000 millones de personas para 2050, hacen tomar ese año como posible punto de quiebre a la disponibilidad del recurso líquido. Empeorando el panorama para las citadas predicciones, tenemos en cuenta que precisamente, las zonas con menos acceso al agua por sus características hidrográficas, como África, serán aquellas que más participación tendrán en el crecimiento poblacional. Seguramente, Adam Smith tenía bien presente la idiosincrasia humana, puesto que solo aquellos con acceso a un bien sin mayores esfuerzos o a un bajo valor económico, son los quienes menos cuidado le prestan a su uso.El desarrollo económico y social tiene mucho que ver con lo expresado. Siglos atrás, cuando el acceso al agua era altamente limitado por la ubicación y condiciones hídricas, era del orden natural el cuidado y la administración del recurso, tanto desde cada ciudadano, como desde el Estado. A medida que las grandes civilizaciones fueron facilitando su acceso a través de acueductos, represas, cámaras subterráneas y fosos, entre otros sistemas, donde ya no resultaba necesario acarrear a sangre litros y litros de agua por día, fue lentamente perdiéndose la noción del esfuerzo y la escasez. Basta mirar desde un avión la ciudad de Las Vegas en Nevada, EEUU, para apreciar el poder de manipulación que el hombre ha tenido, materializando desde un desierto un paraíso de parques radiantemente verdes, enormes fuentes y piscinas en miles y miles de kilómetros a la redonda, sin siquiera notar que su principal fuente de acceso está siendo afectada como no lo ha sido en todos los milenios que antecedieron a nuestra era. Por ende, la responsabilidad del manejo sustentable del agua, no solo atañe a los usuarios. Los Estados son actores fundamentales en este proceso, puesto que de ellos dependerá impartir las leyes y normas, facilitando las estructuras tecnológicas necesarias para maximizar el cuidado y la administración de tan preciado bien.Desde décadas atrás se tiene conciencia del impacto que el uso indiscriminado del agua puede generar en la sociedad. La responsabilidad de los Arquitectos e Ingenieros radica en el diseño de nuevas tecnologías y sistemas que permitan ahorrar y reciclar agua. A su vez, el ciudadano que va a construir su casa debe solicitar al profesional a cargo del proyecto la inclusión de ciertos sistemas denominados “ahorradores“ del vital líquido en su construcción. Existen instalaciones que constan de tuberías independientes para recolectar las aguas grises. Estas aguas desembocan en depósitos, donde, tras un proceso de decantación, son sometidas a un tratamiento biológico de depuración. Gracias a la depuración, el agua se puede reutilizar no sólo para alimentar las cisternas de los inodoros, ya que también sirven para el riego del jardín o la limpieza de los exteriores. Estos sistemas nos ayudan a ahorrar entre un 30 y un 45 % de agua potable.Las griferías con “Regulador de Caudal” cuentan con un dispositivo el cual permite limitar el paso máximo de agua. Algunos pueden manipularse sin desmontar la grifería, lo que puede hacerse fácilmente por parte del usuario. La mayoría de los modelos comercializados presentan un acceso al mecanismo disimulado, de modo que no suponga un impacto estético negativo, pero a la vez, resultan muy accesibles como para ser manipulado con una simple moneda. Eso los convierte en especialmente indicados para lugares públicos (hoteles, residencias, etc.) y permiten modificar el caudal máximo hasta un 50%.Fuente: Sepa Como Instalar