Metal, instalaciones a la vista, un toque de ladrillo o de cemento con acabados rústicos y algo de madera. Pocos elementos pero bien seleccionados y lograrás un baño de estilo industrial.La pulsión del acabado perfecto tiene una contra cara: aquella obra que deja a la vista parte de sus secretos y que retoma una estética de los (entonces) revisitados lofts newyorkinos de los últimos años ´80 y ´90 que, a su turno, recuperaban un fenómeno de los ´50. De aquellos esqueletos de grandes superficies habitados sin mayores intervenciones arquitectónicas sobrevive hoy un estilo que conserva la intención de no esconderlo todo. Asomate a un baño industrial.Si la idea es dejar a la vista, esto aplica a un puñado de elementos. Tanto pueden ser las instalaciones eléctricas, optando por lámparas sin pantalla y cables externos, como a las cañerías, de bronce o plateadas que circulan por las paredes.Y hablando de las paredes, un recurso interesante es el ladrillo, el hormigón o el cemento sin demasiado esmero en la terminación. La madera es menos frecuente pero unos listones de alguna pieza rústica se adaptan al lenguaje. Y para los valientes: chapa acanalada para alguno de los muros. Si no te animás a tanto, unos azulejos blancos y clásicos también hablan este idioma.En lo que respecta a los objetos, aquí impera la célebre frase de Ludwig Mies van der Rohe «Less is more» («Menos es más»). Poco pero significativo. Espejos circulares y de marco minimalista, un puñado de canastos de metal o de mimbre, pocos estantes y muy pocos elementos sobre las mesadas.Un tip: el juego para lavatorio de pared Dominic Lever y el juego de cocina Radal, de FV, son ideales para proyectar este tipo de baño.Fuente: FV Inspiración