Es sabido que una buena porción del mercado elige actualmente aplicar sistemas plásticos en sus canalizaciones, y, sin embargo, a nadie se le ocurriría designar con el absurdo nombre de “plastiquero” al instalador.
El desafío tecnológico
En la actividad laboral de nuestro sector, hoy se verifican originales horizontes para el quehacer de la mano de obra. La denominación “plomero” suena desacertada en el siglo XXI. La aparición de nuevas tecnologías reorienta el accionar del instalador, puesto que en 2018 hablamos del “Instalador especializado”, designación acompañada por una especificación de su quehacer (sanitarista, gasista, etc.).
Es sabido que una buena porción del mercado elige actualmente aplicar sistemas plásticos en sus canalizaciones, y, sin embargo, a nadie se le ocurriría designar con el absurdo nombre de “plastiquero” al instalador. En la actividad laboral de nuestro sector, hoy se verifican originales horizontes para el quehacer de la mano de obra. La denominación “plomero” suena desacertada en el siglo XXI. La aparición de nuevas tecnologías reorienta el accionar del instalador, puesto que en 2018 hablamos del “Instalador especializado”, designación acompañada por una especificación de su quehacer (sanitarista, gasista, etc.).Dicha relectura respecto de la denominación de la mano de obra no resulta casual. El hecho de obviar, en la denominación de la mano de obra, el tipo de material que la misma empleará, sugiere una visión más adecuada acerca del accionar profesional. Después de todo ¿cómo resolvían nuestros antepasados sus problemas o satisfacían las necesidades que a diario se les presentaban? Quienes desarrollaron la tecnología fabricaron, desde el rol que por entonces la sociedad les reclamaba, máquinas, sistemas, artefactos y dispositivos basados en su capacidad, experiencia y sentido común.De hecho, la propia palabra “técnica” proviene del vocablo griego “tekhné”, que significa “arte” o “maestría en un arte”. De esta forma, el nuevo rol del instalador se inserta en el manejo de la última tecnología, constituida por el conjunto de procedimientos puestos en práctica con el objetivo de lograr un determinado resultado, el cual permanezca a la altura de las demandas que el hombre explicita en su contexto.En este escenario, capacitarse conforma un aspecto clave. El siglo XXI reclama nuevas respuestas a problemas históricos. También demanda un fuerte compromiso alrededor de temas más urgentes, como, por ejemplo, el uso responsable y racional de los recursos naturales y energéticos (aspectos sobre los cuales toda la industria de las instalaciones tiene mucho que aportar), la capacitación de la mano de obra para que actualice en forma permanente sus conocimientos, el desarrollo ético de las relaciones comerciales, etc.Como en un juego de roles, el instalador pasó de ser un simple espectador a actuar como protagonista. Siempre se nos repetía que nuestro país “contaba con cuatro climas, petróleo, gas y una suma de recursos naturales más que abundantes”. Pues bien, hoy nuestro medio nos reclama prudencia y conciencia para garantizar la subsistencia de esos mismos recursos.Son los instaladores, todos ellos, unidos, quienes silenciosamente, día tras día, posicionan su trabajo y responden solidariamente a una sociedad expectante de respuestas adecuadas.Fuente: Por el Arq. Gustavo Di Costa, editor de la Revista Sepa Cómo INSTALAR.