Cuantas veces escuchamos “…yo quiero que le vaya bien a la empresa…” o “…todos queremos lo mejor…”.
“…Todos queremos lo mejor para la empresa…pero…”
Lo que ocurre a menudo es que, a pesar de que todos queremos o hacemos lo mejor, no es necesariamente un esfuerzo conjunto en una misma dirección.
“…Todos queremos lo mejor para la empresa…pero…”Cuantas veces escuchamos “…yo quiero que le vaya bien a la empresa…” o “…todos queremos lo mejor…”. Lo que ocurre a menudo es que, a pesar de que todos queremos o hacemos lo mejor, no es necesariamente un esfuerzo conjunto en una misma dirección. En otras palabras, vamos todos al norte, sólo que algunos vamos a Tucumán, otros a Salta y otros a Santiago del Estero…Hay o, mejor dicho, debería haber la claridad de saber a dónde vamos, fundamentalmente tomando decisiones pensadas con el debido tiempo y concentración, para una vez definido el rumbo deseado pensemos en todo lo que debemos hacer para llegar a ese destino, inclusive, teniendo un plan alternativo por si surgen algunos contratiempos.Y para profundizar aún más en éste pensamiento, quisiera puntualizar, que hay etapas donde si no tenemos tan claro el rumbo, o no somos tan específicos en nuestro planeamiento, no hay tanto riesgos, ya que tenemos todo por ganar y un excedente de fuerza que hace que lo que corremos de más no tenga un gran costo.Sin embargo hay otra etapa donde ya no es suficiente la respuesta sin pensar, la intuición o la improvisación, donde la planificación y la buena comunicación se vuelven indispensables.Estoy seguro que al menos tiene una reunión pendiente con su grupo de trabajo para aclarar algunos temas, póngale una fecha y una hora, ya que si no lo hace reinaran en su comercio los pareceres y las buenas intenciones que, posiblemente, no sean insuficientes para esta etapa de su empresa.Alejandro R. Bogado