Debo entender que si no la conozco en profundidad o simplemente no la tengo en cuenta, puedo estar incurriendo en el pecado comercial de subestimar a quien comparte mi territorio y mis posibilidades ciertas de ventas.

A continuación siete cosas que los jefes deberían oír, pero que en varios casos los empleados se callan:

A los clientes, al igual que a nosotros, les gustan que los atiendan bien…

Me gustaría que repasemos juntos los beneficios de la buena comunicación entre estas dos áreas fundamentales de nuestro comercio.

Hoy vamos a hablar del tema de las entregas, o a lo que en la actualidad denominamos logística, y su estrecha relación con nuestra calidad de servicio.

Fue entonces que llegue a la conclusión de que el jefe que quería y debía ser buscando lo mejor profesionalmente para mi y para la empresa era ser un ¨jefe justo¨. Ni bueno, ni malo, escuchando, dando respuestas responsablemente pensadas, confiando y siendo confiable.

A pesar de haber tenido el privilegio de vivir la experiencia desenfrenada del diario que hacer en el comercio, no deja de sorprenderme esa sensación de que todo es urgente, de que todo está por desbordarse, de que todo es un gran caos del que formamos parte, incluso a veces, inconscientemente orgullosos.

Ya hablamos en alguna oportunidad sobre lo que debería pagarle a mis empleados, sin embargo hoy quiero abordar un tema que es consultado en la intimidad de muchas empresas, y ese tema es los “retiros de los socios” que trabajan en la empresa.

Conversaba con un empresario cuando me consulto sobre cómo podía hacer para mejorar la productividad de un empleado que no estaba rindiendo lo esperado, por supuesto que lo tome con la seriedad del caso.

Cuantas veces escuchamos “…yo quiero que le vaya bien a la empresa…” o “…todos queremos lo mejor…”.

El inconveniente de tener productos faltantes en un comercio, al igual que tener un excesivo stock para combatirlo, muestra a las claras una metodología de compra que no cumple con el tipo de servicio que queremos brindarle a nuestros clientes.

Los clientes que se quejan constituyen un hecho desagradable en la vida comercial. Y si a usted todavía no le tocó ninguno, no se preocupe, ya le va a tocar.