Si hay una pregunta recurrente cuando estoy terminando alguna capacitación en ventas es, el cliente, ¿siempre tiene la razón???

Sabido es que sin un equipo lo suficiente experimentado y bien dimensionado, en relación a las tareas a desarrollar y el tiempo de ejecución de las mismas.

Ser parte de un mercado y querer ser protagonista nos obliga constantemente a chequear los movimientos de nuestros competidores.

Podemos, y deberíamos, tener el local ordenado, limpio y bien decorado.

¿Por qué la gente que trabaja conmigo no colabora con el orden?; ¿Cómo conseguir el orden?

Reunir al personal, coordinar temas, planificar la exposición y no perderse en el intento, parece ser todo un desafío para quienes buscan concretar este tipo de encuentros.

Esta entrando menos gente a nuestros comercios y no es ningún vaticinio, es una realidad. Lamentarnos, echar culpas o creer que somos víctimas de algún raro maleficio ya no es solución de nada...

Si Ud. es parte de una empresa familiar, seguramente sabe de lo que estoy hablando. Podríamos decir entonces, que discutir es una actividad saludable para la empresa, si entendemos la discusión como el intercambio de opiniones en pos de la solución de una cuestión.

Para poder hacer más, para poder hacer cosas más importantes de esas que no puede hacer otro que Ud., en definitiva, si busca ese preciado tiempo, la solución es la delegación de tareas.

Tratando de echar luz sobre éste tema, transformaría esta duda en otras tres grandes preguntas.

Una discusión filosófica que vive en nuestros comercios desde hace tiempo es si el vendedor “nace o se hace”, y junto a ella, un sinfín de conjeturas que, en ocasiones, no tienen una única respuesta, por eso hoy le acerco algún pensamiento que tiene la humilde pretensión de ser esclarecedor.

Un tiempo donde comprar de más no era un problema grave, porque igualmente la demanda creciente lo solucionaba todo.